miércoles, 1 de junio de 2011

Datos Arqueológicos

Estos son algunos de los hallazgos y excavaciones de mayor interés en la investigación actual sobre Jesús:

- Los manuscritos de Qumrán:
En 1947, un pastor árabe encontró en una gruta de la ladera noroccidental del mar Muerto unas tinajas con siete rollos manuscritos de una importancia excepcional. En años posteriores se exploran diez nuevas cuevas y se excava un gran centro "monástico" emplazado en un lugar cerca del mar Muerto llamado Qirbet Qumrán. Los manuscritos encontrados datan aproximadamente del año 200 a.C. hasta el 70 d.C. Ninguno habla de Jesús, pues casi todos son anteriores a su nacimiento. Sin embargo, la publicacion integra de esta "biblioteca" ha permitido a los investigadores conocer de primera mano una comunidad religiosa y unos escritos de la época de Jesus y de la misma zona geográfica. Los manuscritos de Qumrán son hoy indispensables para investigar las diferentes corrientes y preocupaciones que se vivían en la sociedad que conoció Jesus.

- Los códices de Nag Hammadi:
En 1945, un labrador descubre casualmente cerca de la ciudad egipcia
de Nag Hammadi, a seiscientos kilómetros al sur de El Cairo, diversos
papiros con cuarenta y cinco textos cristianos. Se trata de transcripciones
en lengua copta que datan del siglo IV d. c., aunque las obras originales
se remontan a varios siglos atrás. Estos evangelios apócrifos
tienen un carácter heterogéneo, pero casi todos presentan a Jesús desde la perspectiva de un movimiento
sectario llamado «gnosticismo». Son escritos posteriores a los
evangelios de Marcos, Mateo y Lucas, y no aportan ningún dato fiable
que complete la información de los evangelios oficiales. Las obras de
algunos escritores que han pretendido reconstruir de manera fantástica
la figura de Jesús, presuntamente «secuestrada» por la Iglesia, no resisten
el más mínimo análisis crítico y no están refrendadas por ningún
especialista en la investigación sobre Jesús. El único evangelio apócrifo
que merece una cuidadosa atención es el llamado Evangelio de Tomás


- La inscripción de Pilato
En 1962, unos arqueólogos italianos que estaban retirando maleza de las
ruinas del teatro de Cesarea del Mar, sede del gobernador romano en
tiempos de Jesús, descubrieron una inscripción que lleva el nombre de
Poncio Pilato. La inscripción está en latín y conmemora la dedicación que
hace el prefecto Poncio Pilato de un edificio público erigido en honor del
emperador Tiberio. Es el primer testimonio físico de la existencia del prefecto
que dictó la sentencia de muerte de Jesús.

- El osario del sumo sacerdote Caifás
En noviembre de 1990, unos albañiles que trabajaban en unas obras al sur
de la ciudad antigua de Jerusalén, frente al monte Sión, descubren casualmente
un osario ricamente decorado, tal como corresponde al enterramiento
de una familia de clase alta de la Jerusalén del siglo l. En una
de las arquetas de este osario aparece toscamente grabado en arameo el
nombre de Yehosef bar Caiafa. Así llama precisamente Flavio Josefo al
sumo sacerdote Caifás. La arqueta contiene los huesos de seis personas:
dos niños recién nacidos, otro de entre dos y cinco años, un adolescente,
una mujer adulta y un varón de unos sesenta años. Los arqueólogos piensan
que se trata de la tumba de la familia de Caifás, sumo sacerdote entre
los años 18-36 d. c., que tuvo un protagonismo directo en la entrega de
Jesús a la autoridad romana.


- Yehojanán, el crucificado de Jerusalén
En junio de 1968, el arqueólogo Vassilio Tzaferis descubre en Giv'at haMitvar
(al nordeste de Jerusalén) una tumba del siglo 1 excavada en la
roca. Uno de los osarios contenía los huesos de un varón de veinte a
treinta años, llamado Yehojanán, que murió crucificado. Sus brazos no habían
sido clavados, sino atados al travesaño horizontal. Sus pies habían
sido separados a uno y otro lado del palo vertical para ser clavados no de
frente, sino de lado. Le clavaron cada uno de los pies con un largo clavo
que atravesó primero una tablilla de olivo (para que no sacara el pie),
luego el talón y, por fin, la madera del palo. Uno de los clavos se torció al
ser fijado en la madera nudosa de la cruz y no pudo ser retirado del pie
del cadáver. En el osario se han encontrado todavía unidos el talón, el
clavo y la tablilla de olivo. El cadáver de Yehojanán, llamado entre los arqueólogos
el «crucificado de Giv'at ha-Mitvar», arroja una luz siniestra
sobre el suplicio que padeció Jesús.

- Localización del pretorio y del Gólgota
Las excavaciones llevadas a cabo en Jerusalén han logrado precisar mejor el
emplazamiento de algunos lugares. Los arqueólogos sitúan hoy el «pretorio
» o residencia oficial de Pilato en Jerusalén no en la torre Antonia, sino en
la parte alta de la ciudad, en el antiguo palacio de Herodes el Grande; Jesús
escuchó su sentencia de muerte seguramente en la pequeña plaza que había
ante el palacio, que estaba pavimentada con grandes losas (lithóstroton).
Por otra parte, el estudio de las antiguas murallas de Jerusalén ha confirmado
que Jesús fue crucificado con toda probabilidad sobre la pequeña
roca que actualmente se halla dentro de la Iglesia del Santo Sepulcro. Se ha
podido comprobar que, en tiempos de Jesús, esta roca (Gólgota) se encontraba
fuera de las murallas. Jesús pudo ser enterrado en las inmediaciones.


- Excavaciones en Séforis y Tiberíades
Las excavaciones llevadas a cabo en Tiberíades (bastante limitadas) y sobre
todo en Séforis por cuatro equipos de arqueólogos durante las últimas
décadas han permitido comprobar la importancia de ambas ciudades
en tiempo de Jesús (aunque el teatro romano, el acueducto subterráneo
y la villa de Dionisos hallados en Séforis son posteriores). La investigación
actual atribuye gran importancia a la construcción de estas dos
ciudades en el corto período de veinte años, durante la vida de Jesús.
Este fenómeno urbano creó una nueva situación socio-económica en Galilea,
provocando la crísis y el empobrecimiento de no pocas familias. En
este contexto concreto anunció Jesús su mensaje del reino por las aldeas
galileas, sin entrar ni en Séforis ni en Tiberíades.

- Las aldeas de Jodefat y Gamla
Jodefat (o Jotapata), situada en la Baja Galilea, y Gamla, en las alturas del
Golán, fueron destruidas por las legiones romanas el año 67 d. C. y han
permanecido enterradas e intactas hasta las excavaciones llevadas a cabo
estos últimos años. El trabajo de los arqueólogos ha sacado a la luz numerosas
pruebas de cómo era la vida de un poblado judío en tiempos de
Jesús. Hoy podemos aproximarnos mejor a la vida concreta que pudo él
conocer en Nazaret.

- Excavaciones en Galilea
Excavaciones llevadas a cabo en diferentes lugares de Galilea han permitido
confirmar el carácter judío de su población. Las vasijas de piedra, las
piscinas para las purificaciones rituales (miqwaot), los enterramientos con
osarios de piedra y la dieta en la que falta el cerdo han demostrado la etnicidad
y religión judía de los galileos del tiempo de Jesús. Estos indicadores
aparecen también en Séforis y Tiberíades, por lo que se puede decir
que, aunque estas ciudades estaban más helenizadas que las pequeñas
aldeas de campesinos, sus ocupantes eran en su mayoría judíos.

- Restos en Nazaret
A pesar de las dificultades que ofrece la ciudad moderna de Nazaret para
llevar a cabo excavaciones sistemáticas, se han hecho desde hace algún
tiempo diversas prospecciones al este de la Nazaret del siglo l. Se han podido
encontrar unas terrazas bien construidas para plantar vides en una
ladera, una torre redonda relacionada también con alguna viña y un lagar
excavado en la roca. ¿Trabajaron José y Jesús en este tipo de construcciones?
No es descartable.

- La embarcación de pesca del lago de Galilea
Con ocasión de una grave sequía que hizo descender el nivel de las aguas
del lago hasta cotas muy bajas, dos miembros del kibbutz Ginnosar observaron,
en enero de 1986, el contorno de una embarcación enterrada en el
limo de la ribera que había quedado al descubierto. Las vasijas y lámparas
halladas en su interior y el análisis con carbono 14 han permitido datada
como del siglo 1 d. C. Es de madera de cedro y mide 8,12 metros de
eslora por 2,35 de manga. Debía de tener un mástil central para colocar
una vela cuadrada, pero también llevaba remos. En ella caben unas trece
personas. Se trata de una barca de la época de Jesús, del tipo utilizado
habitualmente para la pesca o para cruzar el lago. Tal vez se hundió en alguna
tormenta a principios del siglo l.



CHARLESWORTH, James H. (ed.), Jesus and Archaeology. Grand Rapids, MI - Cambridge,
Eerdmans, 2006 (especialmente los artículos de J. H. CHARLESWORTH,
«Jesus, Research and Archaeology: A New Perspective», pp. 11-63, YS. FREYNE,
«Archaeology and the Historical Jesus», pp. 64-83).

GONZÁLEZ ECHEGARAY, Joaquín, Arqueología y evangelios. Estella, Verbo Divino,
1999.
- Jesús en Galilea. Aproximación desde la arqueología. Estella, Verbo Divino, 2000.

REED, Jonathan L., El Jesús de Galilea. Aportaciones desde la arqueología. Salamanca,
Sígueme, 2006.

CROSSAN, John Dominic / REED, Jonathan L., Jesús desenterrado. Barcelona, Crítica,
2003, sobre todo pp. 33-172.

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