sábado, 4 de junio de 2011

1. Evangelio de Marcos


Hay un consenso muy generalizado en la valoración del evangelio de Marcos como el más antiguo de cuantos han llegado hasta nosotros. Fue escrito probablemente en Roma, poco antes de la destrucción de Jerusalén en agosto del año 70, en plena guerra judía contra Roma en el año 66. El autor recopila tradiciones de carácter oral y escrito que se remontan hasta los años cincuenta o antes. Su aparición supone una gran novedad, pues recoge los recuerdos que circulan entre los seguidores de Jesús y los sitúa en el marco de un gran relato fundacional en el momento de la transición de la primera a la segunda generación cristiana. Este escrito servirá años mas tarde como modelo de relato evangélico y fuente de la que se sirven Mateo y Lucas. Su esquema cronológico y geográfico tiene bastante de reconstrucción artificial, pero los materiales que recopila son de máxima importancia para conocer cómo fue recordado desde el principio Jesús, su actuación y su mensaje.

Algunos eruditos proponen fechas anteriores al año 50. La hipótesis de la datación temprana recibió un impulso importante cuando el erudito español Josep O’Callaghan Martínez afirmó que el papiro 7Q5, un manuscrito descubierto en Qumrán, era un fragmento del evangelio de Marcos. 



De ser cierta esta hipótesis, existirían secciones escritas del evangelio de Marcos que podrían ser anteriores al año 50, es decir, apenas posteriores a la muerte de Jesús. Esto significaría un revés para las hipótesis de quienes sostienen que los evangelios canónicos fueron redactados tardíamente, incluso después del siglo II. Muchos exégetas (entre ellos Kurt Aland, Bruce Metzger, Joseph Fitzmyer, o el qumranólogo Julio Trebolle) rechazaron la hipótesis de O'Callaghan de que el papiro se corresponda con el texto del Evangelio de Marcos, y con ellos otros autores que revisaron el tema. Sin embargo, la crítica no fue unánime: el académico alemán Carsten Peter Thiede, reconocido por sus investigaciones de los rollos del Mar Muerto, respaldó la interpretación de O'Callaghan en su libro "The Earliest Gospel Manuscript?" de 1982. 


Por otra parte, la identificación del papiro 7Q5 es propia del campo de la papirología -al tratarse del residuo físico de un papiro- ­y no de la exégesis bíblica, aunque su identificación tenga repercusiones en la interpretación de las Sagradas Escrituras. Y en el campo de la papirología, la tendencia es totalmente contraria, pues la identificación del 7Q5 con el Evangelio de Marcos cuenta con el respaldo de las máximas autoridades papirológicas: la profesora Orsolina Montevecchi (presidenta de la Asociación Internacional de Papirología), el profesor Sergio Daris (papirólogo de la Universidad de Trieste), y el profesor Herbert Hunger (director de la colección de papiros de la Biblioteca Nacional austríaca, y prof. emérito de papirología en la Universidad de Viena), entre otros. Herbert Hunger declaró: "No soy religioso, ni soy biblista, soy científico. Y como científico puedo decir que, desde el punto de vista estrictamente papirológico, no hay debate posible: O´Callaghan tiene razón" A esto se sumaron positivamente las pruebas matemática e informática (programa Ibycus) con resultados difíciles de refutar científicamente (ver en artículo asociado: Papiro 7Q5).



EVANGELIO DE MARCOS

El Evangelio de Marcos trata principalmente sobre el ministerio de Cristo en Galilea, y los acontecimientos de su última semana en Jerusalén. En una breve introducción se tocan ligeramente el ministerio delPrecursor y la preparación inmediata de Cristo para su obra oficial por su bautismo y las tentaciones (1,1-13); luego sigue el cuerpo del Evangelio, que trata del ministerio público, la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo (1,14 - 16,8); y, por último, la obra en su forma actual, da un relato resumido de algunas apariciones del Señor resucitado, y termina con una referencia a la Ascensión y a la predicación universal del Evangelio (16,9-20). El cuerpo del Evangelio cae naturalmente en tres divisiones: el ministerio en Galilea y los distritos adyacentes: FeniciaDecápolis y el país al norte hacia Cesarea de Filipo (1,14 - 9,49), el ministerio en Judea y (kai peran, con B, Aleph, C*, L, Psi, en X, 1) Peræ, y el viaje a Jerusalén (10,1 - 11,10); los eventos de la última semana en Jerusalén (11,11 - 16,8).

Comenzando con el ministerio público (cf. Hch. 1,22; 10,37), San Marcos pasa en silencio sobre los eventos preliminares registrados por los otros Sinópticos: la concepción y el nacimiento del Bautista, la genealogía, la concepción y el nacimiento de Jesús, la llegada de los Reyes Magos, etc. Él está mucho más interesado en los actos de Cristo que en sus discursos; sólo da dos de ellos de una extensión considerable (4,3-32; 13,5-37). Narra los milagros más gráficamente y les da gran prominencia, le dedica a ellos casi una cuarta parte de todo el Evangelio (en la Vulgata 164 versos de 677), y parece haber un deseo de impresionar a los lectores desde el principio con la omnipotencia de Cristo y el dominio sobre toda la naturaleza.

El mismo primer capítulo registra tres milagros: la expulsión de un espíritu inmundo, la curación de la suegra de Pedro y la curación de un leproso, además de aludir resumidamente a muchos otros (1,32-34), y de los dieciocho milagros registrados en total en el Evangelio, todos menos tres (9,16-28; 10,46-52, 11,12-14) ocurren en los primeros ocho capítulos. Sólo dos de estos milagros (7,31-37, 8,22-26) son peculiares de Marcos, pero, con respecto a casi todos, hay toques gráficos y detalles minuciosos que no se encuentran en los otros Sinópticos. De las parábolas propiamente dichas Marcos tiene sólo cuatro: el sembrador (4,3-9), la semilla que crece en secreto (4, 26-29), la semilla de mostaza, (4,30-32) y los viñadores homicidas (12,1-9); la segunda de ellas no aparece en los otros Evangelios. Se presta especial atención a todos los sentimientos humanos y emociones de Cristo, y al efecto que producen sus milagros en la multitud. Las debilidades de los Apóstoles son mucho más evidentes que en los relatos paralelos de San Mateo y San Lucas; lo cual se puede deber probablemente a los discursos gráficos y sinceros de Pedro, sobre los que la tradición dice que se basa Marcos.

El texto está excelentemente atestiguado. Aparece en todos los manuscritos unciales, C, sin embargo, no tiene el texto completo en todos los unciales tardíos más importantes, en su mayoría en cursivas; en todas las versiones antiguas: latina (tanto en la Vet. It., en sus mejores manuscritos, y laVulgata), siríaca (Pesh., Curet., Sin., Harcl., Palest.), coptas (Memph. y Theb.), armenias, gótica y etíope, y es en gran medida sancionado con citas patrísticas.
El estilo de San Marcos, es claro, directo, conciso, y pintoresco, aunque a veces un poco duro. Hace uso muy frecuente de los participios, le gusta el presente histórico, la narración directa, los negativos dobles, el uso abundante de adverbios para definir y enfatizar sus expresiones.





Breve biografía de Juan Marcos el Evangelista

Juan Marcos era judío de Jerusalén, acompañó a San Pablo y a Bernabé, su primo, a Antioquia en el primer viaje misionero de estos (Hechos 12, 25); también acompañó a Pablo a Roma. Se separó de ellos en Perga y regresó a su casa. (Hechos 13,13).
Fue discípulo de San Pedro e intérprete del mismo en su Evangelio. Marcos escribió en griego con palabras sencillas y fuertes. Por su terminología se entiende que su audiencia era cristiana. Su Evangelio contiene historia y teología. Se debate la fecha en que lo escribió, quizás fue en la década del 60 AD.
Juntos con Pedro fue a Roma. San Pedro por su parte se refería a San Marcos como "mi hijo" (1P 5,13).
A veces el Nuevo Testamento lo llama Juan Marcos (Hechos 12,12).
Evangelizó y estableció a la Iglesia en Alejandría, fundando allí su famosa escuela cristiana.
Murió mártir el 25 de abril del 68 AD en Alejandría y sus reliquias están en la famosa catedral de Venecia.



Su símbolo es el león alado. Tanto este símbolo como el de los otros tres evangelistas (Apoc. 4, 7-8), son muy antiguos. De ellos hablan San Jerónimo y San Agustín, explicando que San Marcos, en su primer capítulo, habla de Juan el Bautista en el desierto y el león es el rey del desierto (Mc. 1,3).


En Venecia se veneran, en la catedral de su mismo nombre, los restos mortales del evangelista, cuyo traslado de Alejandría se remonta al siglo IX.


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